De los Tigueres de los Barrios para los Exfuncionarios.
Saludos a todos los políticos y exfuncionarios del
pasado gobierno.
Decirles que no aguantamos más, lamentamos su partida,
los muchachos de los barrios íbamos a las oficinas y nos atendían con fundas,
pollos y hasta con los $100, $500, y los fines de mes nuestras milongas.. ¡Cuántas
faltas nos hacen!... ¡que penas, que nos hayan sorprendido en nuestras sanas
intenciones!
Ahora no podemos salir a las calles, si salimos nos
caen a golpes, no podemos acercarnos a las oficinas del nuevo gobierno con
funcionarios petulantes, parejeros, y prepotentes, andan con trajes finos y con
bien planchadas guayaberas, llegan con cristales ahumados, tres y cuatro
policías haciendo cercos, o dando empujones.
No es juego, es algo insoportable, ya no subimos al
centro de la ciudad, a menos que querramos pasar de 15 a 20 días presos y
apotemados a golpes al no tener $5,000 para una multa. ¿¿¿Y qué vamos a tener,
si somos pobres diablos que solo vivimos de la caridad???
Ahora nos estamos resignando, entre todos compramos
una paila grande, a diario hacemos serruchos en los barrios, volvimos a los
tiempos de 2000-2004, de convite en convite para comer; pero también hemos
decidido sobrevivir, no dejarnos morir...
En los barrios repetimos, las gentes hacemos serrucho para comer, entre 20
o 30 personas a diarios los muchachos cooperan con RD$5,10 y hasta 15 pesos
buscamos carbón, palo viejo, plásticos, leñas.. Los que cooperan se anotan, se
compra greña, las ligamos con arroz, de compaña: pica pica, espaguetis,
berenjenas, tayota, lo que sea más económico..
a veces vamos a las polleras y con lo difícil que está
el precio del pollo, pocas veces nos regalan pico y pala, mejor nos dan para
comprar Salami del barato. Les decimos con amabilidad que es para un cocinao de
los muchachos del barrio que no tienen empleos, que les cancelaron y que para delinquir (atracar)
mejor pedimos...
Así, está la cosa en los barrios periféricos de San
Juan y el país, Señores Exfuncionarios. A respuestas de los muchachos de los
barrios: Peberto y Lechuga de los
Corbanos, La lepra,
El Cojito, y Biliguey respectivamente en Quijaquieta,
Guachupita y los Cartones, en Villa Liberacion, Villaflores y Los Mojaos, La Chiflera, Samuelito, El Cucullo y Saca
Higado, al preguntarles por separados
sobre las Drogas expresaron los siguientes:
Ayyy Doctor
donde conseguimos para eso, la droga es para los Poppys, la marihuana da hambre
y usted con doble hambre, falta de comida y los efectos de la yerba nos llevó
el diablo.
-De la Cocaína, el perico, Crak o Polvo ni hablar: No
hay cuarto para Romo como antes, y esas cosas son muy cara y nos producen
triple efecto: Humo del Hambre, Humo de todas esas vainas ligadas y encima de
eso venga la policía y nos apotemen a golpe limpio nos lleva magaro; esas cosas
están escasas, tienen nuevos clientes, los que están en el Poder y dicen que la
Plaza en el país entero la domina un tal MiKy...
Imagínese, ése
hombre tiene una escolta más grande que la de Luis...nadie le llega...!
Para colmo de males, se empeoran los servicios de
agua, luz, recogida de basuras; han
desaparecido los programas de Asistencias Sociales PA TI, QUEDATE EN
CASA, COMER ES PRIMERO, las fundas de comidas, nos llevó el diablo, perdón el
PRM, peor aún...
En lo que va de año con apenas16 días, tenemos muchas
abundancia, SÍ pero abundancia de
maltrato, persecución policial, golpes y miseria que no queremos más que las
que yá hay.
Señores funcionarios y funcionarias, ustedes eran
nuestra esperanzas y resulta que ahora están en la misma y tal vez peor, peor
que nosotros con odiosas y abusivas persecuciones...
Pero como todo lo que está en la dirección del Sol se
calienta y se enfría y se enfría y se calienta esperamos todos pase...
Dios está con nosotros ¡ya sabemos! caímos en la
trampa de éstas gentes que no saben gobernar, que solo saben hacerlos mal.
Anden, acudan, corran o vuelen señores que no es el
Covi-19 que nos mata, nos está matando un gobierno inhumano, indolente y
abusador como el del PRM (Problema -Retroceso y Mentira).
Por Leandro Ortiz de la Rosa
El autor es abogado y periodista
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